En este Blog abordamos la problemática del deshielo, exponiendo acerca de sus causas y consecuencias, íntimamente ligadas al fenómeno del calentamiento global. El interés por investigar sobre esta cuestión se fundamenta en la relevancia que actualmente ha adquirido el desprendimiento de barreras de hielo en las zonas polares, particularmente en la Antártida.
Este trabajo fue realizado a partir de la lectura de diversas fuentes, virtuales y bibliográficas, lo que nos permitió dar cuenta de las posturas que la comunidad científica tiene al respecto.
A lo largo de esta investigación se expone cuál fue el hecho histórico para que hoy se produzca el deshielo. También se definen ciertos conceptos válidos para explicar dicho fenómeno y se hace énfasis en casos particulares de deshielo ocurridos en el sector antártico. Al mismo tiempo, se puntualizan las consecuencias que esto trae para nuestro planeta y se concluye con posibles soluciones para salvarlo.


lunes, 22 de junio de 2009

INVERTIR LA PERSPECTIVA

Buscar soluciones para frenar el deshielo es buscar soluciones al calentamiento global. Desde hace años, agrupaciones ecologistas insisten en la idea de tomar conciencia y cambiar el estilo de vida para así cuidar el medio ambiente, proponiendo acciones concretas como: el reciclaje y separación de residuos, uso de lámparas de bajo consumo, racionalización del agua y la energía eléctrica, disminución en la utilización del gas natural, etc.
Por otra parte, estas mismas agrupaciones han realizado campañas para que se garantice el cumplimiento de las escasas normas que regulan la protección del medio ambiente, como son en nuestro país la Ley de Bosques y la Ley de Protección de los Glaciares. La primera, se promulgó para frenar la deforestación indiscriminada de árboles, ya que éstos al absorber el dióxido de carbono, contribuyen a mitigar los efectos del calentamiento global. La segunda, que prohibía que en los hielos y en su entorno se realicen actividades que puedan afectar su condición natural o que impliquen su destrucción o traslado o interfieran en su avance, como por ejemplo la exploración y explotación minera o petrolífera, fue vetada por el Poder Ejecutivo el año pasado mediante el decreto 1837/8.
Para, de alguna manera, frenar el proceso de deshielo que se está dando en la actualidad y el calentamiento global, la comunidad científica en general coincide en la idea de que la prioridad, tal como lo establece el Protocolo de Kioto, es que los países reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero, ya que, como venimos sosteniendo a lo largo de este informe, las perturbaciones climáticas son más pronunciadas a medida que la temperatura se eleva. Y ello va acompañado de una frecuencia y violencia crecientes de los fenómenos meteorológicos extremos (temporales, diluvios, ciclones, canículas, sequías, desertificaciones), así como de una progresiva alteración climática que se extiende por todo el planeta. Si no se frenan las emisiones de gases de efecto invernadero, los desastres podrían alcanzar una gravedad excepcional.
Los países ricos -y en especial Estados Unidos, responsable de la mitad de las emisiones de gas carbónico de los países industriales-, están obligados a respetar los compromisos suscritos en la Cumbre de la Tierra de Río, en 1992. Y, si bien la Unión Europea se pronunció por una reducción de los gases de efecto invernadero poniendo como meta el año 2010, el gobierno estadounidense sigue dándole largas al asunto y rehusándose a ratificar el Protocolo de Kioto.
Para lograr este objetivo, una de las posibilidades es que los países apuesten por soluciones energéticas alternativas. Y más aun cuando en la actualidad el agotamiento de los hidrocarburos parece inevitable y las naciones ricas, por razones políticas y no ecológicas, querrían reducir su dependencia energética con respecto a los grandes países petroleros como Rusia, Irán, Irak o Venezuela.
Dar prioridad a las energías renovables, tal como lo plantea Hermann Scheer[1], no sólo permitiría satisfacer las necesidades energéticas inmediatas del conjunto de la humanidad, sino que también podrá acompañar el crecimiento de esas necesidades a largo plazo.
Existen cuatro razones fundamentales que justifican el reemplazo de las energías nucleares y fósiles por las renovables, como son la eólica, la hidroeléctrica, la solar, entre otras. Las energías renovables son inagotables, no generan ningún desecho, son de bajo costo y se distribuyen naturalmente en el mundo entero.
Según Agnes Sinaï, de lo que se trata es de “integrar la economía a los límites del medio ambiente y dejar de considerar a la naturaleza como fuente inagotable de crecimiento económico”.[2]

[1] LE MONDE DIPLOMATIQUE (2008), El Atlas del Medio Ambiente. Edición Cono Sur. Buenos Aires: Capital Intelectual. Pág. 94.
[2] LE MONDE DIPLOMATIQUE (2008) Op.cit.

1 comentario:

  1. esta muy bien pensado ya que aporta opciones y no queda en la denuncia o la catastrofe

    esta muy bien que cierre con alternativas y soluciones

    ResponderEliminar